domingo, 24 de septiembre de 2017

¿Quieres conocer tu futuro?

El poder de las decisiones

Cada minuto de nuestra vida es estimulado por una decisión que tomamos, desde el movimiento más simple de una mano hasta una más compleja, como por cuál esquina doblar para encontrar una dirección. Naturalmente, cuando digo más compleja me refiero a una realmente sencilla porque existen también las decisiones muy difíciles como el matrimonio, la separación, tener un hijo, cambiar de trabajo, comprar una casa, independizarse, irse del país, etc.
Todas estas decisiones muy difíciles producen un estrés enorme porque son decisiones estructurales en la vida capaces de producir grandes cambios. Con esto no quiero decir que las pequeñas decisiones no sean fundamentales, las pequeñas y diarias decisiones son tan importantes como las enormes y difíciles; solo que estas últimas son la suma final de todo un proceso de pequeñas decisiones.
Cuando iniciamos un proceso de toma de decisiones, lo primero que hacemos es preguntarnos por que tomamos tal o cual vía, no deja de resultar extraño que suceda este fenómeno, lo que realmente sucede es que cada persona piensa distinto y por lo tanto el punto de vista de cada quien es también muy diferente. Una vez más queda demostrado que la verdad absoluta no existe, cada persona tiene su verdad y por lo tanto la suma de todas las verdades conforma el rompecabezas de cada situación.
Las decisiones no son correctas e incorrectas, son decisiones. Cada quien decide cuál decisión tomar de acuerdo a sus puntos de vista, sus necesidades y sus conceptos. Los conceptos de vida son los imanes que atraen o desechan las situaciones que provocan las tomas de decisiones.
El cambio de decisiones
¿Cómo decir que debemos cambiar nuestras decisiones una vez que las hemos tomado y nos damos cuenta de que nos equivocamos?. Nos han enseñado durante toda nuestra vida que no es bueno cambiar nuestras decisiones. Algo así como “no es de hombre o mujer cambiar lo que hemos comprometido”. Es un error muy grave mantener una decisión a pesar de estar equivocados. El daño puede llegar a ser irremediable y muchas veces a un costo muy alto, por ejemplo; esposos que se divorcian, padres e hijos que no se hablan, carreras frustradas, traumas familiares, etc.
Mi recomendación es que cuando se te des cuenta de que haz tomado una decisión “errada” de acuerdo a tus conceptos o puntos de vista, cambia de inmediato tu posición y estudia mejor la situación para tomar otra decisión más coherente con tu vida. Cuando tomamos una decisión con flexibilidad se hace mucho más fácil aplicar el cambio. Definitivamente no es bueno mantenerse en una posición que nos haga daño.
El cambio como un propósito humano
El hombre siempre ha asumido un papel protagónico en la historia, en la búsqueda de la supervivencia y el mejoramiento de lo que puede llamarse calidad de vida. El mundo podría dividirse en dos tipos de gente: Aquellos que conquistan la vida y aquellos que son vencidos por ella. Los que hacen que las cosas sucedan y los que ven como suceden las cosas.

Los que superan las dificultades de la vida son aquellos que lo hacen primero en el pensamiento. “Quienes son vencidos por las dificultades de la vida, son los que no las han superado antes en el pensamiento” Thomas Hamblin


Tener el poder de tomar una decisión es establecer una visión personal futurista que incluya la calidad de vida que estas dispuesto a darle a tu existencia. Una persona que toma decisiones sobre la base de una visión futurista, se puede considerar que construye verdaderamente un norte en su vida, una luz resplandeciente dentro de las condiciones que lo abrazan. “Solo aquel que mantiene sus ojos en el horizonte lejano encontrará el camino correcto” Dog Hammarskjold
Hoy, el cambio, la dinámica y sus exigencias deben ser analizadas y concertadas por quien toma sus propias decisiones, entre todos los que son afectados por él, de manera racional, sensitiva e intuitiva. Esto obliga a diseñar una serie de estrategias en las cuales no se debe olvidar que la meta óptima por excelencia, debe incluir ante todo, el éxito. Las estrategias, deben incluir competencias fuertes y ambiciosas, premios, retos y por qué no, decepciones. Los individuos que no construyen una visión clara del futuro, se encontraran con frecuencia a la deriva y con incertidumbre.
La orientación hacia el futuro debe incluir tus sueños; debe estar soportada y apuntalada en tus principios y valores con todo aquello que más valora, debe ser la constante y el norte de tus realizaciones. Los sueños cuando son auténticos, son poderosos e impulsan a los seres humanos a tomar las acciones necesarias para alcanzarlos. La visión personal y profesional debe tener aspectos con los cuales te sientas altamente satisfecho, esto será de vital importancia para la formulación de tu inmediato futuro.
Para que se produzca el resultado que deseamos, la visión de tu propio futuro debe tener claridad y nitidez sobre temas estructurales como las relaciones sociales, calidad económica, nuevos conocimientos, poder y autonomía, riesgos y su impacto, libertad, reconocimiento, liderazgo, libre expresión, creatividad e iniciativa, respeto, logros, utilidades, estabilidad, individualidad y trabajo intenso. Todos estos aspectos, deben estar motivados por razones emocionales que nacen del corazón y racionales que nacen del intelecto del individuo.
Una visión que incluye lo que más valora el ser, obliga a hacer un análisis cuidadoso para proyectar la vida. Siempre que se exploren otros campos, mayores oportunidades se encontrarán en el transcurrir de la vida, las habilidades se logran en la medida en que los intereses y motivaciones los motiven. La visión de futuro contempla y exige a quien desea construirla, reconocer muy bien sus niveles de competencia. La competencia debe incluir el conocimiento que se tiene sobre los temas y aspectos que incluyen la visión, las habilidades para desarrollar el conocimiento y la experiencia que logra la eficiencia y eficacia de los resultados.
Una visión de futuro debe ser coherente con el plan de vida personal. Este proyecto debe visualizarse en el tiempo teniendo claro el gran objetivo a alcanzar y el conjunto de metas a lograr paso por paso. Todo esto implica una descripción de las actividades a realizar en el tiempo contemplando los resultados. No hay que olvidar que el gran objetivo se logra siempre y cuando el conjunto de metas se cumplan de manera efectiva.
Es fundamental establecer un cronograma que incluya elementos tales como: cuando iniciar el proceso, quienes deben formar parte del proceso, que etapas se deben ejecutar, que resultados se deben alcanzar, si existen desviaciones sobre las metas propuestas, cuales deben ser los planes de contingencias adecuados, etc. Una visión de futuro debe construirse sobre sueños reales y alcanzables.
El sentir profundamente los sueños compromete a la persona con ellos, motiva a que ellos se cumplan y finalmente experimenta la satisfacción del triunfo. Una manera de conocer que le depara el futuro a una persona, o por lo menos una aproximación más clara, solo hay que ver cuáles son las decisiones que toma en el presente. Entonces, si quieres conocer tu futuro, solo tienes que analizar cuáles son las decisiones que estás tomando en tu presente.
“Un objetivo, una meta, un blanco, sirven para determinar la acción de hoy y obtener el resultado de mañana” Peter Drucker

Lic María Eugenia Hassan Lehr
Administradora de Empresas
Consultora Empresarial
Periodista Asesora Comunicacional
Life Coach
Asesora personal
Especialista Conducta Humana
www.conductasexito.com
Skype: conductas.de.exito

No hay comentarios: