martes, 27 de julio de 2010

La mil y una Excusas!!!



Cuántas excusas se han dicho para ocultar errores, tapar faltas, encubrir una actitud irresponsable o tratar de esconder la mediocridad. Desde culpar a la lluvia, al tráfico, al calor o inventar enfermedades, hasta de un familiar muy cercano, son parte de las miles de excusas que se dicen para “salvarse” de un regaño o una sanción y justificar un error cometido. Según el diccionario de la Real Academia Española (Drae) la excusa significa “Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión”.

Todos los días escuchamos a personas dando excusas por todo, excusas por llegar tarde, excusas por olvidar citas pendientes, excusas por no hacer suficiente ejercicio, excusas de por qué no han logrado el éxito económico deseado, excusas sobre por qué sufren de exceso de peso, excusas por no haber estudiado una carrera, excusas por ser pobres, excusas por no haber logrado una meta, excusas por no ganar un partido, excusas por haberse divorciado, excusas por no conseguir un empleo y una interminable lista de pretextos y excusas que solo logran convertir a quien las dice en un individuo subdesarrollado. .

Todas las excusas buscan justificar algún tipo de acción mediocre que hemos cometido o que estamos cometiendo. Seguramente tu conoces por lo menos a una persona que en algún momento, tratando de explicar un fracaso, ha señalado con su dedo a otras personas para culparlas de su error.

Si pagaran por decir excusas seríamos millonarios

La mayoría de las personas, por no decir todas, poseen un variado arsenal de justificaciones, excusas, mitos, mentiras, suposiciones y disculpas para justificar cualquier tropiezo, error, irresponsabilidad, impuntualidad o cualquier historia que se nos cruce por la mente. Para la persona mediocre, su fracaso es el resultado de la discriminación, o del sistema, o de la falta de amor por parte de su familia, o de apoyo por parte de los amigos, o de la envidia de los demás, o simplemente de la falta de oportunidades.

Los menos atrevidos culpan al destino, mientras los más sofisticados culpan a la situación económica, al sistema político o a las tendencias globales. Si pagaran en una taquilla por cada excusa que dicen las personas, no cabe duda que habría muchos millonarios.

Los más cínicos profesan que "no es lo que uno sepa sino a quién conozca". Los resignados aceptan que "lo que ha de ser para uno será para uno, y que si no ocurre, pues no era para uno, y por algo será, y a lo mejor no me convenía, y ...", o que "lo importante no es ganar o perder, sino haber tomado parte en el juego". Toda una serie de diferentes maneras de justificar su mediocridad (personas que medio creen en si mismas) que los exonera de toda culpa. Para todos ellos, sus fracasos parecen siempre ser el resultado de una conspiración de la sociedad en su contra.

Si yo pudiera... si yo tuviera...

La actitud más cómoda de un especialista en excusas es encontrar culpables por sus fracasos y no aceptar la responsabilidad de sus errores. Estos individuos tienen la mala costumbre de no afrontar su responsabilidad ante la vida y culpar al sistema político o económico desde un confortable sofá frente al televisor. Son los mismos que culpan a su país por tener oportunidades, culpan a la sociedad por sus desgracias, culpan al sistema económico por su pobreza, culpan a su familia y a sus hijos por no tener tiempo, etc.

Las excusas son tan peligrosas que pueden convertirse en fantasías o suposiciones, hasta el punto de arrastrar a quien las dice hacia un verdadero callejón sin salida, por ejemplo;

Si yo tuviera mucho dinero haría...Si yo tuviera un título universitario sería...Si yo viviese en el extranjero podría...Si yo pudiera tener un carro...Si yo me ganara la lotería haría...

Si yo...si yo...si yo...si yo... y una lista de suposiciones, fantasías o excusas para no tener lo que deseamos en la vida y que solo logran hacerle daño a quien las dice o las piensa.

Excusas, excusas, excusas...¿Cómo curarse de ellas?

Las excusa es una especie de enfermedad que se apodera de un individuo y este la propaga como un virus por toda la sociedad hasta convertir a un país entero en una nación subdesarrollada. El medicamento más eficaz para eliminar las excusas es simplemente aceptar en un 100% la responsabilidad de nuestros errores y faltas, sin pretextos.

Esta actitud te proporciona poder y te hace sentir dueño de ti mismo, la responsabilidad abre tu mente a nuevas oportunidades y te obliga a aceptar el compromiso ineludible con tus metas y aspiraciones. Si decides hacerlo, encontrarás el camino hacia la realización de todos tus sueños.

Si quieres que las excusas no sigan inundando tu vida de fracasos y mentiras, ponte en acción y comienza a hacer realidad todo lo que tienes planeado. Una vez que se da una excusa no se avanza sino que se retrocede, porque las excusas nos limitan. Cuando nos sentimos habitualmente deprimidos, impotentes o inútiles, es como si un gran letargo se apoderara de nosotros.

Nos sumergimos en un mar de desesperación. Y es mejor quedarse tranquilo que intentar salir adelante. Las excusas son la razón fundamental de la inacción Confiamos en las excusas para evitar los riesgos, para explicar el fracaso, para resistirnos a los cambios, para proteger nuestro amor propio. La excusa es una forma de decir: "No es culpa mía".

El truco para dejar de poner excusas consiste simplemente en dejar de ponerlas y asumir la responsabilidad de nuestros éxitos y de nuestros fracasos. Existe la tendencia a pensar que las excusas son un salvavidas para salir de situaciones difíciles y embarazosas, ante estos escenarios de la vida hay que entrar en acción para seguir adelante. No demos excusas cuando es por causa de nosotros mismos, aprendamos a aceptar nuestras deficiencias y no que otros aprendan a aceptar nuestras excusas.

Cuando llegues tarde a una cita o al trabajo no le eches la culpa a la lluvia, sal de tu casa más temprano si ves el cielo nublado o ten un paraguas a mano. Cuando te quedes sin dinero no le eches la culpa al gobierno o a la crisis, ahorra, busca un empleo extra o emprende un negocio propio. Cuando no consigas empleo, no culpes a los demás por tu fracaso, mejor aún, levántate del sofá, capacítate, haz que las cosas sucedan, es hora de despertar, de asumir las responsabilidades. Recuerda que no existen excusas para no triunfar y que las cosas que más deseas pueden hacerse realidad si tu haces que se hagan realidad.





Pensamiento: “La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas.” Maugham William Somerset




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