viernes, 19 de noviembre de 2010

Tù y yo.....Felices todavìa

Tù y yo podemos ser felices todavìa. Nada mejor que el verso del gran canta autor mexicano José Alfredo Jiménez para comenzar mi artículo sobre las relaciones de pareja. El comportamiento de las parejas, no es nada distinto a la conducta de cada uno de nosotros.

Quiero empezar comentando que cada uno de nosotros contamos con unas “realidades”, hechos o situaciones que están ahí, que nos modifican o incluso nos cambian radicalmente la vida; aquí un primer obstáculo difícil de superar. La recomendación de los expertos es: ¡la realidad hay que enfrentarla! Por mucho que queramos seguirla ocultando, ella se va agrandando como un muro que cuando vayamos a escalarlo ya no va a ser posible. El grado de dificultad para resolver el problema que nos plantea la realidad, es directamente proporcional al tiempo que nos demoremos en enfrentar dicha realidad.

Voy a compartir contigo algunas de estas realidades:

1. Una primera realidad en la relación de pareja es que somos diferentes y precisamente en la diversidad de nuestros seres está la riqueza y la importancia de nuestra relación. Al pretender cambiar a nuestra pareja para convertirla en nuestro otro yo, agotamos su fuente de inspiración y creatividad, es decir eliminamos su capacidad de sorprendernos. Nada más enriquecedor y constructivo que la diferencia de pensamiento, de enfoque. Al permitir expresar esas diferencias y estimular su argumentación encontramos salidas a nuestras crisis, soluciones a nuestros conflictos y la recompensa a esos momentos de tensión y estrés, es lo más hermoso de toda esa espera: la ¡ reconciliación !

El respeto por la diferencia nos ahorra muchos conflictos con la pareja y nos permite avanzar en la tolerancia. Un pensamiento distinto, un planteamiento diferente enriquece el debate y la salida al problema que se analiza se ve más clara. Nada tiene que ver el hecho de pensar distinto, de no estar de acuerdo con una idea o un planteamiento: “¡Es que parece que ya no me quieres! Para nada estás de acuerdo conmigo”. No te preocupes, no existe nada en lo personal, simplemente tienes un enfoque y tu pareja otro distinto. Si te detienes analizar el enfoque de tu pareja a lo mejor encuentras ese punto de vista bastante interesante y terminan más unidos y felices ante el asunto que los tenía a punto de pelearse.

Por lo anterior mi sugerencia es romper el paradigma de lo que usualmente escuchamos de algunas parejas: “es que quiero que seas como yo”; precisamente en esas diferencias està el inmenso potencial de la pareja. Estimulemos y privilegiemos el pensar y el accionar distinto de nuestra pareja y de esta manera la sinergia aparece para potenciar el trabajo de la pareja y admirarnos al observar que el resultado es mucho mayor que si trabajáramos cada uno por separado.

2. Otra realidad de parejas es el manejo de la intimidad de cada uno, ese rinconcito de nuestro ser interior que todos queremos proteger y que suele originar muchos apuros en nuestra interacción. Es muy dificil pretender solicitar que nuestra pareja desnude totalmente su alma, que queramos invadir ese pequeño espacio, reservado solo para nuestra voz interior que nos aprueba o desaprueba los pensamientos, nacidos de los hechos o situaciones vividas como seres independientes. Es normal que las personas necesitemos momentos con nuestro ser interior para estar a solas consigo mismo y lograr ese respaldo de nuestra individualidad que nos permite a su vez recargar nuestro espíritu, llenarnos de razones, avanzar en el camino del crecimiento personal y aportar todo ese conocimiento y experiencia para enriquecer la vida de pareja.

De esta forma lo que a simple vista parece una debilidad, se convierte en una gran fortaleza de cada uno. Tambièn es conveniente recordar que al igual que las diferencias, es necesario ¡respetar nuestra intimidad!.

3. Una tercera realidad en las relaciones de pareja lo constituye el manejo de la comunicación. También he escuchado: “es que hemos logrado tal compenetración, que con solo mirarnos sabemos lo que queremos”, este desarrollo de la comunicación telepática sería maravilloso, si no fuera un argumento más para ocultar el deseo de no esforzarnos al expresarle a nuestra pareja lo que necesitamos comunicar.

¡En la comunicación de pareja no existen atajos! El camino hay que recorrerlo completo. Tienes que estar seguro(a) que tu pareja entendió lo que deseabas expresarle.

La situación frecuente de los disgustos que nunca faltan y donde la habilidad para manejarlos, se convierte en un excelente indicador de la madurez y experiencia alcanzada en la relación de pareja. El común denominador en estos casos es cortar la comunicación y la pareja entra en un receso perjudicial, de cada uno por su lado. Olvidan que el conflicto se incrementa proporcionalmente al tiempo que transcurra, hasta cuando alguien decida comunicarse.

La habilidad a desarrollar consiste en aprender a reconocer que la vida de pareja debe continuar por encima del problema, del enojo o del conflicto, es decir la comunicación no puede suspenderse. Los demás temas de la vida cotidiana deben tratarse como si no existiera el conflicto.

Que no te suceda lo que a cierta pareja que estaban molestos; el señor al día siguiente tiene una cita sumamente importante a las 7.00 a.m. en su oficina y desea que su esposa lo despierte, y èl decide escribir una nota que dice: “Por favor me despiertas a las 5.00 a.m. Gracias” y se la deja pegada en el refrigerador, porque sabe que su esposa antes de acostarse la ve. Al día siguiente el marido se despierta a las 6.30 a.m. y observa a su esposa durmiendo tranquila; por supuesto la ira del señor es evidente y en ese momento mira hacia su mesita de noche y encuentra una nota que dice: “son las 5.00 de la mañana, por favor despiértese”. ¿Cierto que así no puede funcionar la comunicación de pareja?

4. Otra realidad en la maravillosa experiencia de la relación de pareja es cómo adquirimos la habilidad para evitar las discusiones. El profesor Dale Carnegie en su libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” dice: “he llegado a la conclusión de que solo hay un modo de sacar la mejor parte de una discusión: ¡evitarla! Evitarla como se evitaría una culebra cascabel o un terremoto”.

En la relación de pareja se puede afirmar que las discusiones son connaturales a su esencia, precisamente por las diferencias que ya mencionè. Pero si no tratamos de minimizarlas pueden llegar a convertirse en algo habitual y en un elemento pernicioso que conspira con el clima de tranquilidad y comprensión, que requiere el favorable desarrollo de toda relación.

Ahora, si ya te encuentras en medio de una inevitable discusión, la recomendación del doctor Dale Carnegie es: “mire fijamente a los ojos de su pareja y dígale: ¡sabes que mi amor…… Tienes toda la razón!”. Allí termina toda discusión porque para continuar se requieren dos. Este método no falla, está probado por muchísimos años.

¡Es que de verdad una discusión nadie la gana! Si tu crees tener la razón y te sientes ganador(a), piensa en tu pareja, ¿cómo crees que se siente? Ha logrado hacerte sentir inferior, lastimaste su amor propio. Recuerda: “una persona convencida contra su voluntad sigue siendo de la misma opinión”.

“El secreto para evitar las discusiones es la comunicación afectuosa y respetuosa”, como nos dice John Gray en su libro best-sellers “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”, porque no es lo que decimos lo que lastima sino la forma cómo lo decimos. Las diferencias y los desacuerdos agravian menos que la forma de comunicarlos. Idealmente una discusión no tiene por qué lastimar; por el contrario puede ser simplemente una excelente oportunidad para plantear nuestras diferencias e insatisfacciones.

Es la ocasión pertinente para comunicar nuestros desacuerdos y a la vez es un atractivo momento para probar nuestro avance en la senda del crecimiento personal, porque se requiere ampliar o restringir nuestro punto de vista para integrar y enriquecer el punto de vista de la pareja en la discusión. Para lograr esta restricción de pensamiento se necesita sentirnos apreciados y respetados. Si tu actitud no es afectuosa, la autoestima de tu pareja puede resultar herida al incorporar su argumento, su planteamiento o su punto de vista.

Se que estàs de acuerdo conmigo en que existen muchísimas más realidades con las cuales nos enfrentamos en la relación de pareja, pero como lo expresé al inicio he compartido solo algunas que me parecen determinantes para mejorar oo mantener la relación y para que podamos manifestarle con mucha confianza a nuestra actual pareja: “mi amor……. Tú y yo podemos ser felices todavía”.

Para terminar quiero manifestar mi total conformidad con los expertos cuando plantean que una fructífera, estable y emocionante relación de pareja exige mucha inteligencia, sutileza, humildad y avances significativos en los grados de conciencia, cualidades que caracterizan a las personas que han entendido que los esfuerzos de los seres humanos se justifican, si vamos logrando la felicidad!, es decir, si empezamos por valorar todo aquello que tenemos, incluido nuestra pareja, si aprendemos a querer nuestro trabajo, si esperamos siempre de la vida lo mejor, si a nuestra mente introducimos siempre pensamientos positivos.

Recuerda la felicidad no es un destino, al cual alguien puede decir: ¡ya llegué! Ya soy completamente feliz; la felicidad es un camino que si se transita en pareja se disfruta mucho más. A veces nos pasamos la vida ocupados….trepando la escalera del éxito y cuando subimos, nos enteramos que la escalera estaba en la pared equivocada.

Por lo tanto una manera de reconocer que aún nos falta mucho por aprender en las relaciones de pareja, es tener presente también los siguientes versos del autor mexicano citado al comienzo: “Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores".

Cuando dos personas están enojadas y discuten, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esta distancia, deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojadas estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse la una a la otra a través de esa gran distancia.¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Pues que no se gritan, sino que se hablan suavemente, ¿por qué?... Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellas es muy pequeña. Cuando se enamoran más aún,¿qué sucede? Los enamorados no hablan, sólo susurran y se acercan más en su amor.

Pensamiento: El amor es lo único que crece cuando se reparte.Saint-Exupery, Antoine


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