El poder de las decisiones
Cada
minuto de nuestra vida es estimulado por una decisión que tomamos,
desde el movimiento más simple de una mano hasta una más compleja, como
por cuál esquina doblar para encontrar una dirección. Naturalmente, cuando digo más compleja me refiero a una realmente sencilla porque existen también las decisiones muy difíciles como el matrimonio, la separación, tener un hijo, cambiar de trabajo, comprar una casa, independizarse, irse del país, etc.
Todas estas decisiones muy difíciles
producen un estrés enorme porque son decisiones estructurales en la
vida capaces de producir grandes cambios. Con esto no quiero decir que
las pequeñas decisiones no sean fundamentales, las pequeñas y diarias
decisiones son tan importantes como las enormes y difíciles; solo que
estas últimas son la suma final de todo un proceso de pequeñas
decisiones.
Cuando iniciamos un proceso de toma de decisiones, lo primero que hacemos es preguntarnos por que tomamos tal o cual vía, no
deja de resultar extraño que suceda este fenómeno, lo que realmente
sucede es que cada persona piensa distinto y por lo tanto el punto de
vista de cada quien es también muy diferente. Una vez más queda
demostrado que la verdad absoluta no existe, cada persona tiene su
verdad y por lo tanto la suma de todas las verdades conforma el
rompecabezas de cada situación.
Las
decisiones no son correctas e incorrectas, son decisiones. Cada quien
decide cuál decisión tomar de acuerdo a sus puntos de vista, sus
necesidades y sus conceptos. Los conceptos de vida son los imanes que
atraen o desechan las situaciones que provocan las tomas de decisiones.
El cambio de decisiones
¿Cómo
decir que debemos cambiar nuestras decisiones una vez que las hemos
tomado y nos damos cuenta de que nos equivocamos?. Nos han enseñado
durante toda nuestra vida que no es bueno cambiar nuestras decisiones.
Algo así como “no es de hombre o mujer cambiar lo que hemos comprometido”. Es
un error muy grave mantener una decisión a pesar de estar equivocados.
El daño puede llegar a ser irremediable y muchas veces a un costo muy
alto, por ejemplo; esposos que se divorcian, padres e hijos que no se
hablan, carreras frustradas, traumas familiares, etc.
Mi
recomendación es que cuando se te des cuenta de que haz tomado una
decisión “errada” de acuerdo a tus conceptos o puntos de vista, cambia
de inmediato tu posición y estudia mejor la situación para tomar otra
decisión más coherente con tu vida. Cuando
tomamos una decisión con flexibilidad se hace mucho más fácil aplicar
el cambio. Definitivamente no es bueno mantenerse en una posición que
nos haga daño.
El cambio como un propósito humano
El hombre siempre
ha asumido un papel protagónico en la historia, en la búsqueda de la
supervivencia y el mejoramiento de lo que puede llamarse calidad de
vida. El mundo podría dividirse en dos tipos de gente: Aquellos que
conquistan la vida y aquellos que son vencidos por ella. Los que hacen
que las cosas sucedan y los que ven como suceden las cosas.
Los que superan las dificultades de la vida son aquellos que lo hacen primero en el pensamiento. “Quienes son vencidos por las dificultades de la vida, son los que no las han superado antes en el pensamiento” Thomas Hamblin
Tener
el poder de tomar una decisión es establecer una visión personal
futurista que incluya la calidad de vida que estas dispuesto a darle a
tu existencia. Una persona que toma decisiones sobre la base de una
visión futurista, se puede considerar que construye verdaderamente un
norte en su vida, una luz resplandeciente dentro de las condiciones que lo abrazan. “Solo aquel que mantiene sus ojos en el horizonte lejano encontrará el camino correcto” Dog Hammarskjold
Hoy, el cambio, la
dinámica y sus exigencias deben ser analizadas y concertadas por quien
toma sus propias decisiones, entre todos los que son afectados por él,
de manera racional, sensitiva e intuitiva. Esto obliga a diseñar una
serie de estrategias en las cuales no se debe olvidar que la meta óptima
por excelencia, debe incluir ante todo, el
éxito. Las estrategias, deben incluir competencias fuertes y
ambiciosas, premios, retos y por qué no, decepciones. Los individuos que
no construyen una visión clara del futuro, se encontraran con
frecuencia a la deriva y con incertidumbre.
La orientación hacia el futuro debe incluir tus sueños; debe estar soportada y apuntalada en tus
principios y valores con todo aquello que más valora, debe ser la
constante y el norte de tus realizaciones. Los sueños cuando son
auténticos, son poderosos e impulsan a los seres humanos a tomar las
acciones necesarias para alcanzarlos. La
visión personal y profesional debe tener aspectos con los cuales te
sientas altamente satisfecho, esto será de vital importancia para la
formulación de tu inmediato futuro.
Para
que se produzca el resultado que deseamos, la visión de tu propio
futuro debe tener claridad y nitidez sobre temas estructurales como las
relaciones sociales, calidad económica, nuevos conocimientos, poder y
autonomía, riesgos y su impacto, libertad, reconocimiento, liderazgo,
libre expresión, creatividad e iniciativa, respeto, logros, utilidades,
estabilidad, individualidad y trabajo intenso. Todos estos aspectos,
deben estar motivados por razones emocionales que nacen del corazón y
racionales que nacen del intelecto del individuo.
Una
visión que incluye lo que más valora el ser, obliga a hacer un análisis
cuidadoso para proyectar la vida. Siempre que se exploren otros campos,
mayores oportunidades se encontrarán en el transcurrir de la vida, las
habilidades se logran en la medida en que los intereses y motivaciones
los motiven. La visión de futuro contempla y exige a quien desea
construirla, reconocer muy bien sus niveles de competencia. La
competencia debe incluir el conocimiento que se tiene sobre los temas y
aspectos que incluyen la visión, las habilidades para desarrollar el
conocimiento y la experiencia que logra la eficiencia y eficacia de los
resultados.
Una
visión de futuro debe ser coherente con el plan de vida personal. Este
proyecto debe visualizarse en el tiempo teniendo claro el gran objetivo a
alcanzar y el conjunto de metas a lograr paso por paso. Todo esto
implica una descripción de las actividades a realizar en el tiempo
contemplando los resultados. No hay que olvidar que el gran objetivo se
logra siempre y cuando el conjunto de metas se cumplan de manera
efectiva.
Es
fundamental establecer un cronograma que incluya elementos tales como:
cuando iniciar el proceso, quienes deben formar parte del proceso, que
etapas se deben ejecutar, que resultados se deben alcanzar, si existen
desviaciones sobre las metas propuestas, cuales deben ser los planes de
contingencias adecuados, etc. Una visión de futuro debe construirse
sobre sueños reales y alcanzables.
El
sentir profundamente los sueños compromete a la persona con ellos,
motiva a que ellos se cumplan y finalmente experimenta la satisfacción
del triunfo. Una manera de conocer que le depara el futuro a una
persona, o por lo menos una aproximación más clara, solo hay que ver
cuáles son las decisiones que toma en el presente. Entonces, si quieres conocer tu futuro, solo tienes que analizar cuáles son las decisiones que estás tomando en tu presente.
“Un objetivo, una meta, un blanco, sirven para determinar la acción de hoy y obtener el resultado de mañana” Peter Drucker
Lic María Eugenia Hassan Lehr
Administradora de Empresas
Consultora Empresarial
Periodista Asesora Comunicacional
Life Coach
Asesora personal
Especialista Conducta Humana
www.conductasexito.com
Skype: conductas.de.exito